El día que aún no conozco a Carmen Juan

A la vez que tengo la sensación de que a mi alrededor hay muchísima gente con la que más o menos tengo relación, creo que realmente conozco a muy pocas personas, (y no del todo). Alguna vez ocurre que siento una conexión especial con alguien con quien todavía no he podido sentarme en la misma mesa, ni he escuchado su voz, pero cuyas palabras son capaces de introducirse inmortales debajo de mi piel.

La culpa la tiene Carmen, una devoradora de libros que vive a malditos 2300km de mi, amante del cine y madre de mil pájaros que descansan sobre la cuerda floja. Es de lo que no hay y yo espero ver llegar. Escribidora cuyas palabras silencian inmediatamente todas las que tú puedas tener.  Con sus poemas consigue devolverme a recuerdos que aún no he tenido. Una noche me regaló en secreto el poemario que estaba preparando para el concurso que esta semana ha ganado (muy merecidamente). Premio de Poesía Joven 'Pablo García Baena', de la editorial La Bella Varsovia. No os preocupéis, pronto vosotros también tendréis el privilegio de leerla, porque el premio es la publicación de su obra.

De momento os presento el poema que Carmen escribió para mi libro Blumen. Acompañando las fotografías de Blanca III y IV.

Después de esto, os estaréis preguntando si podéis leer algo más de Carmen Juan. La respuesta es sí. 

Precisamente, el poema que me enamoró, fue el que acompañaba a este collage en el libro PO-CO. Una delicia donde Anna Roig y ella forman una pareja artística-fantástica. Un proyecto llevado a cabo a través del popular crowdfunding. 

Sólo espero poder desvirtualizar a Carmen pronto, como sucedió el año pasado en Berlín con Anna. De hecho, si no hubiera sido por ella, quizá no tendría la alegría de saber que existe esa pequeña gran personita que me manda a veces emails dignos de encuadernar. 

Gracias a las geniales dos.